Sonreír es una de las mejores formas de iniciar una conversación agradable o para conocer a esa persona que está esperando que te acerques. Sin embargo, para que tengas un buen resultado, tu boca debe estar en un buen estado y con un blanco sin manchas oscuras o amarillas, si no, difícilmente tendrás éxito en lo que te propones.
Sin embargo, conforme pasan los años, los dientes naturalmente se oscurecen, sobre todo si consumes mucho té, café, vino tinto u otros alimentos o bebidas con colorantes potentes, o alimentos como frambuesas, curry y otros, los dientes pueden colorarse antes durante tu vida. Otra de las causas más comunes de la coloración es fumar, que produce que tus dientes sean amarillos. Las caries, los empastes y el sarro también contribuyen a que se manchen.
La mejor manera de mantener una boca y dientes saludables, es con el cepillado diario al menos tres veces al día, el uso de hilo dental y, si tu dentista lo recomienda, de un enjuague bucal. Pero existen ocasiones en que es necesaria la intervención del especialista para realizar un procedimiento de blanqueamiento, para devolver a tus dientes la imagen y color que tus rutinas de limpieza no han conseguido, incluso con las limpiezas dentales que te has hecho en el dentista.
Las técnicas de blanqueamiento, que también puedes realizar con el uso de cremas dentales blanqueadoras y otros productos, cambian el color de los dientes, generalmente entre cinco y siete tonalidades más blanco utilizando un compuesto blanqueador. Los blanqueadores contienen un ingrediente activo, usualmente peróxido de carbamida o peróxido de hidrógeno en las concentraciones de 10-22%, que ayudan a eliminar manchas superficiales o profundas.
Existen también procedimientos libres de agentes blanqueadores, en estos se emplea la acción física y/o química para ayudar a eliminar las manchas superficiales, como puede ser el uso de una lámpara especial.
Además, se puede utilizar una técnica mixta, es decir, el especialista aplicará en la clínica el producto blanqueante, activándolo mediante una lámpara de luz led o ultravioleta, para luego mandar al paciente a hacer un procedimiento casero durante dos o tres noches, antes de dormir, con aplicadores impregnados del agente blanqueador, pero con menos peróxido de hidrógeno. El paciente deberá repetir las sesiones en la clínica dos o tres veces para lograr el efecto deseado.
Aunque en sí, el tratamiento no es doloroso, sí provoca cierta sensibilidad en los dientes, misma que irá desapareciendo de 24 a 72 horas después del tratamiento. En estos tres días, se debe tener especial cuidado con la higiente y la alimentación, sobre todo, evitando alimentos que vuelvan a entintar los dientes, como el café, vino tinto y refrescos de cola. También es conveniente, si es tu caso, que evites fumar en en estas horas, pues la nicotina podría acumularse con mayor facilidad y volverlos amarillos más rápido.
Recuerda que este no es un tratamiento definitivo, generalmente sus efectos duran entre 6 meses y un año, dependiendo de los hábitos de limpieza que mantengas, pero puedes volver a realizarlos en cuanto tu dentista así lo sugiera.
También debes tener presente que el blanqueamiento es una técnica estética y en ningún caso sustituye a una limpieza. La limpieza elimina bacterias, refuerza el esmalte y protege a los dientes, así como ni el blanqueamiento, ni la limpieza, sustituyen el cepillado y los hábitos de higiene bucodental diarios.
Si estás interesado en realizarte un procedimiento de blanqueamiento en los dientes, recuerda que en Clínicas Dentales Sonríe tenemos el tratamiento y método que se adapta a tus necesidades y presupuesto. Comunícate con nosotros, agenda tu cita y comienza a sonreír otra vez.